Buen día a todos, hoy quiero compartirles la experiencia maravillosa que tuve el domingo pasado…
Y para eso, debo comenzar presentándoles a Mamá Caro y Mamá Aída… dos mujeres mozambicanas que para mí, desde que llegué han sido fuentes de cariño, cuidados, enseñanza… dos madres. Mamãe Caro (como le digo) nos ayuda con los quehaceres en casa y Mamãe Aida trabaja en la casa de nuestros caseros (mi casa está dentro del terreno de otra casa… así que somos una especie de familia/vecindad… por así decirlo)… ellas son de aquí de la comunidad y las dos tienen una belleza inexplicable. Mirada serena, brazos y nalgas fuertes de la labor diaria… en casa, antes de ir al trabajo, se levantan cerca de las 4 de la mañana para ir a la “machamba” (la huerta) a regar, limpiar y trabajar su mandioca, calabaza, frijol… las dos visten sus capulanas y lienzo en la cabeza… y sonríen siempre. Las dos son abuelas ya… y deben de tener menos de 50 años. Entre ellas son grandes amigas, se cuidan, se abrazan, se platican horas y se protegen. A mí me derriten. Todas las mañanas antes de salir al trabajo tengo mi pequeña conversa con ellas… “¿cómo durmió niña Elizabeth? (menina Elizabeth…), ¿ya tomó té?...” Platico lo que puedo en Gitonga, y nos reímos siempre… Las amo.
Hace cerca de un mes, mamá Caro me invitó al Xtique… (se pronuncia shitique… no sé cómo se escribe…y creo que no importa). Así que mientras sembrábamos unas cebollitas y ajo en un pedacito de tierra de nuestra casa… me explicó. Xtique es lo que para nosotros en México es una tanda. Se agrupan algunas mujeres (sólo mujeres, por obvias razones en esta sociedad…) y dan un ahorro al mes… cada mes, le toca a una recibir todo el ‘guardadito’… y ese día hay que celebrarlo. Así que el 4 de Julio le tocaba recibir el Xtique a mamá Caro y nos invitó a la fiesta. Yo fascinada con la plática la bombardeé con preguntas… y entonces me explicó que cada una de las ‘asociadas’ pasa a dejar su dinero bailando… pues es un día de fiesta para la que recibe… y todos estamos contentos. También me explicó que además de las ‘asociadas’ hay ‘invitados’ (como nosotros en este caso) que asisten y llevan también una pequeña dádiva para la festejada (bailando también por supuesto). Luego también la familia tiene su parte en el evento, y ellos a su vez llevan algo, puede ser dinero, puede ser cualquier cosa.
Desde aquél día y por un mes… todas las mañanas nos recordábamos mutuamente sobre el famoso Xtique (que demoré algunos días en memorizar el nombre… así que esas mañanas lloraba de risa por mis intentos…). Le prometí ir de capulana y lienzo… y con toda la disposición de aprender a bailar… ella se reía de mi emoción… y se emocionaba junto conmigo.
El día llegó y a las 3 de la tarde, ya estaban dos chicos esperándonos para mostrarnos el camino. Llegamos a su casa… su casa maravillosa, su ‘quintal’ limpio y lleno de gente… mucha!
En cuanto llegamos me encontré con mujeres conocidas, mamá Aida –por supuesto, y algunas de las mamás de mis alumnos de la escuelita… gente de la comunidad, niños… Me senté junto con las mujeres en la estera (petate) y comenzaron las risas. Después de escanearme de pies a cabeza, empezaron con las clases de Gitonga y con las preguntas atrevidas sobre marido… cómo se ríen cuando les digo que no tengo marido, y que no ando buscando… Comentan en gitonga miles de cosas y lloran de risa… y yo junto con ellas.
Luego fuimos a buscar a mamá Caro –la festejada, para darle un abrazo. Estaba lindísima, guapísima. Una capulana linda, su cabello con mechas cortas (extensiones de cabello postizo que utilizan aquí para trenzarse… es un arte lo que hacen con esas trenzas finitas y las miles de formas). Estaba radiante… y pronto nos dijo, “esta es mi casa…”.
Las mujeres comenzaron a acomodar todas las esteras en una línea y acomodaron una mesa con un mantelito blanco y con dos sillas pequeñas; había un cuaderno y una pluma. Eran cerca de 10 metros de distancia entre las esteras y la mesa. Los hombres, estaban todos bajo un techo de láminas separado del grupo… hombres por un lado, mujeres por otro… los niños de todas las edades… hervían como hormigas por todos lados. Todas las mujeres nos sentamos en las esteras de frente a la mesa. Mamá Caro y su madrina, se sentaron en la mesita.
Comenzaron a cantar, todo en Gitonga, cantan maravilloso y tienen ritmos únicos que acompañan con las palmas. Yo seguí las palmas anonadada por todo lo que acontecía. Empezaron a cantar y decir los nombres de cada una de las ‘asociadas’… una por una –cuando oían su nombre, se levantaba y comenzaba a bailar hasta llegar a la mesita y dejar su dinero. Ahí, la madrina lo apuntaba y la ‘asociada’ regresaba de igual forma, bailando, aplaudiendo, cantando…
Pasaron todas las asociadas y luego cambió la dinámica. Cada una de las ‘invitadas’ comenzaba su canción (que hacía referencia a la relación con mamá Caro… por ejemplo: colega, vecina, amiga…) y pasaba bailando a dejar su presente. La mayoría llevó dinero, pero también recibió capulanas, lienzos, platos, jabón para losa, vasijas de plástico… Luego seguíamos las tzungus (blancas)… así que pedí a las mamás cantar por nosotras y me aventé… hice lo mismo que ellas, bailar hasta la mesita, dejar mi dinerito y regresar… claro que no conseguí sentarme sin hacer una payasada que arrancó miles de carcajadas… (les hice un shakira-shakira, jajaja). Después de nosotras, siguieron los familiares… que juntos todos (unos 20 o 30, entre hijos, nietos, hermanos, sobrinos…) iban cantando y danzando hasta la mesa… Esto se repitió algunas veces. Luego la madrina simpática hizo un show… salió de pantalón y cantó… cómo gozamos. Al final se dio lectura a las aportaciones de cada uno, y todos explotamos en aplausos y gritos.
Después de todas las danzas y cantos, comimos arrocito y frijoles deliciosos. También sirvieron Mathapa (el plato típico, hecho con hojas de mandioca en salsa de cacahuate y coco, con cangrejo… ¡UNA DELICIA!)... y la bebida local, Sura, hecha de agua de coco fermentada.
Después siguió la hora oficial del baile… así que todo mundo se levantó a bailar, chicos y grandes… tenían un buen sonido con música regional… todo en Gitonga, y bueno… cómo les explico el ritmo y los contoneos de esta gente maravillosa… yo intentando mover el bote como ellas… recibí mas elogios que burlas… o al menos eso entendí, jeje.
Fue una tarde mágica. Una verdadera fiesta de Vida… ahí estábamos unas 60 personas (o hasta más), celebrando que una de nuestras hermanas recibió dinero…
De pronto me vino a la mente una imagen de cuando voy al banco o al cajero automático… salgo disimulando para que nadie vea que traigo dinero…
y aquí en vez de esconderse… Se echa la casa por la ventana y se hace una señora fiesta de alegría pura… con toda la comunidad.
Contrastes africanos… que me siguen dejando muda.
Espero que lo hayan disfrutado como yo… les comparto algunas fotitos. Y les comento, que ya me apunté para los Xtiques de los siguientes meses…!
Besos y mucha paz