domingo, 18 de julio de 2010

Campaña de Higiene... COMENZAMOS!!



En vista de que sigo sin poder subir el videito que hice sobre la primera escuelita, les comparto estas dos fotos y la emoción de haber empezado por fin con la campaña. La semana pasada fue una escuelita, esta semana ya agendamos dos... así como vayamos recibiendo el dinero, iremos comprando más kits para poco a poco cubrir TODAS las 40 escuelitas.
Así que seguimos recibiendo donativos. Western Union me ha dado un millon de problemas, asi que recomiendo el depósito bancario... pero de igual manera estoy a sus órdenes para cualquier cosa.
Seguimos en contacto, buena vibra para esta nueva semana...
PAZ a todos!

jueves, 8 de julio de 2010

Fotos Xtique... VER ARTÍCULO para entender mejor...

Mamá Caro
Mamá Aida y la Chabela
Madrina y Mamá en la mesita...
El bailongo...
Los hombres en el rincón...
La familia...
Niños por todos lados...
La danza oficial de las asociadas....
Aprendiendo a bailar...
En las esteras...

Xtique…

Buen día a todos, hoy quiero compartirles la experiencia maravillosa que tuve el domingo pasado…

Y para eso, debo comenzar presentándoles a Mamá Caro y Mamá Aída… dos mujeres mozambicanas que para mí, desde que llegué han sido fuentes de cariño, cuidados, enseñanza… dos madres. Mamãe Caro (como le digo) nos ayuda con los quehaceres en casa y Mamãe Aida trabaja en la casa de nuestros caseros (mi casa está dentro del terreno de otra casa… así que somos una especie de familia/vecindad… por así decirlo)… ellas son de aquí de la comunidad y las dos tienen una belleza inexplicable. Mirada serena, brazos y nalgas fuertes de la labor diaria… en casa, antes de ir al trabajo, se levantan cerca de las 4 de la mañana para ir a la “machamba” (la huerta) a regar, limpiar y trabajar su mandioca, calabaza, frijol… las dos visten sus capulanas y lienzo en la cabeza… y sonríen siempre. Las dos son abuelas ya… y deben de tener menos de 50 años. Entre ellas son grandes amigas, se cuidan, se abrazan, se platican horas y se protegen. A mí me derriten. Todas las mañanas antes de salir al trabajo tengo mi pequeña conversa con ellas… “¿cómo durmió niña Elizabeth? (menina Elizabeth…), ¿ya tomó té?...” Platico lo que puedo en Gitonga, y nos reímos siempre… Las amo.

Hace cerca de un mes, mamá Caro me invitó al Xtique… (se pronuncia shitique… no sé cómo se escribe…y creo que no importa). Así que mientras sembrábamos unas cebollitas y ajo en un pedacito de tierra de nuestra casa… me explicó. Xtique es lo que para nosotros en México es una tanda. Se agrupan algunas mujeres (sólo mujeres, por obvias razones en esta sociedad…) y dan un ahorro al mes… cada mes, le toca a una recibir todo el ‘guardadito’… y ese día hay que celebrarlo. Así que el 4 de Julio le tocaba recibir el Xtique a mamá Caro y nos invitó a la fiesta. Yo fascinada con la plática la bombardeé con preguntas… y entonces me explicó que cada una de las ‘asociadas’ pasa a dejar su dinero bailando… pues es un día de fiesta para la que recibe… y todos estamos contentos. También me explicó que además de las ‘asociadas’ hay ‘invitados’ (como nosotros en este caso) que asisten y llevan también una pequeña dádiva para la festejada (bailando también por supuesto). Luego también la familia tiene su parte en el evento, y ellos a su vez llevan algo, puede ser dinero, puede ser cualquier cosa.

Desde aquél día y por un mes… todas las mañanas nos recordábamos mutuamente sobre el famoso Xtique (que demoré algunos días en memorizar el nombre… así que esas mañanas lloraba de risa por mis intentos…). Le prometí ir de capulana y lienzo… y con toda la disposición de aprender a bailar… ella se reía de mi emoción… y se emocionaba junto conmigo.

El día llegó y a las 3 de la tarde, ya estaban dos chicos esperándonos para mostrarnos el camino. Llegamos a su casa… su casa maravillosa, su ‘quintal’ limpio y lleno de gente… mucha!

En cuanto llegamos me encontré con mujeres conocidas, mamá Aida –por supuesto, y algunas de las mamás de mis alumnos de la escuelita… gente de la comunidad, niños… Me senté junto con las mujeres en la estera (petate) y comenzaron las risas. Después de escanearme de pies a cabeza, empezaron con las clases de Gitonga y con las preguntas atrevidas sobre marido… cómo se ríen cuando les digo que no tengo marido, y que no ando buscando… Comentan en gitonga miles de cosas y lloran de risa… y yo junto con ellas.

Luego fuimos a buscar a mamá Caro –la festejada, para darle un abrazo. Estaba lindísima, guapísima. Una capulana linda, su cabello con mechas cortas (extensiones de cabello postizo que utilizan aquí para trenzarse… es un arte lo que hacen con esas trenzas finitas y las miles de formas). Estaba radiante… y pronto nos dijo, “esta es mi casa…”.

Las mujeres comenzaron a acomodar todas las esteras en una línea y acomodaron una mesa con un mantelito blanco y con dos sillas pequeñas; había un cuaderno y una pluma. Eran cerca de 10 metros de distancia entre las esteras y la mesa. Los hombres, estaban todos bajo un techo de láminas separado del grupo… hombres por un lado, mujeres por otro… los niños de todas las edades… hervían como hormigas por todos lados. Todas las mujeres nos sentamos en las esteras de frente a la mesa. Mamá Caro y su madrina, se sentaron en la mesita.

Comenzaron a cantar, todo en Gitonga, cantan maravilloso y tienen ritmos únicos que acompañan con las palmas. Yo seguí las palmas anonadada por todo lo que acontecía. Empezaron a cantar y decir los nombres de cada una de las ‘asociadas’… una por una –cuando oían su nombre, se levantaba y comenzaba a bailar hasta llegar a la mesita y dejar su dinero. Ahí, la madrina lo apuntaba y la ‘asociada’ regresaba de igual forma, bailando, aplaudiendo, cantando…

Pasaron todas las asociadas y luego cambió la dinámica. Cada una de las ‘invitadas’ comenzaba su canción (que hacía referencia a la relación con mamá Caro… por ejemplo: colega, vecina, amiga…) y pasaba bailando a dejar su presente. La mayoría llevó dinero, pero también recibió capulanas, lienzos, platos, jabón para losa, vasijas de plástico… Luego seguíamos las tzungus (blancas)… así que pedí a las mamás cantar por nosotras y me aventé… hice lo mismo que ellas, bailar hasta la mesita, dejar mi dinerito y regresar… claro que no conseguí sentarme sin hacer una payasada que arrancó miles de carcajadas… (les hice un shakira-shakira, jajaja). Después de nosotras, siguieron los familiares… que juntos todos (unos 20 o 30, entre hijos, nietos, hermanos, sobrinos…) iban cantando y danzando hasta la mesa… Esto se repitió algunas veces. Luego la madrina simpática hizo un show… salió de pantalón y cantó… cómo gozamos. Al final se dio lectura a las aportaciones de cada uno, y todos explotamos en aplausos y gritos.

Después de todas las danzas y cantos, comimos arrocito y frijoles deliciosos. También sirvieron Mathapa (el plato típico, hecho con hojas de mandioca en salsa de cacahuate y coco, con cangrejo… ¡UNA DELICIA!)... y la bebida local, Sura, hecha de agua de coco fermentada.

Después siguió la hora oficial del baile… así que todo mundo se levantó a bailar, chicos y grandes… tenían un buen sonido con música regional… todo en Gitonga, y bueno… cómo les explico el ritmo y los contoneos de esta gente maravillosa… yo intentando mover el bote como ellas… recibí mas elogios que burlas… o al menos eso entendí, jeje.

Fue una tarde mágica. Una verdadera fiesta de Vida… ahí estábamos unas 60 personas (o hasta más), celebrando que una de nuestras hermanas recibió dinero…

De pronto me vino a la mente una imagen de cuando voy al banco o al cajero automático… salgo disimulando para que nadie vea que traigo dinero…

y aquí en vez de esconderse… Se echa la casa por la ventana y se hace una señora fiesta de alegría pura… con toda la comunidad.

Contrastes africanos… que me siguen dejando muda.

Espero que lo hayan disfrutado como yo… les comparto algunas fotitos. Y les comento, que ya me apunté para los Xtiques de los siguientes meses…!

Besos y mucha paz

lunes, 5 de julio de 2010

Sin palabras...

Sólo les adelanto que ayer domingo tuve una experiencia de comunidad maravillosa... preparo mi corazón para compartirles esta fiesta de ayer... por ahora que la imagen les hable...
Viva la danza y viva la Vida...
Mucha paz a todos.

domingo, 4 de julio de 2010

Creencias Africanas… en Mozambique.

Muchas cosas me han provocado cuestionamientos, reflexiones… unas tantas frustraciones y aquella sensación de impotencia, de no saber bien a bien cómo hacer para asimilar… para entender, para superar… Muchas otras me han causado mucha gracia y me han fascinado. Hoy les cuento un poco sobre la superstición, que todos los días trae sorpresas.

Aquí he descubierto en el día a día cómo se vive la superstición… y el valor tan fuerte que tienen los curanderos y hechiceros. Creo que todo comienza desde las antiguas (pero no extintas) tribus africanas, que siempre encuentran un culpable para todo lo negativo que acontece en sus comunidades. Si alguien se enferma, si una casa se quema, si alguien sufre un accidente… si alguien muere: siempre hay otro alguien (o algo, como un espíritu) que lo provocó. Ahí comienzan las diferencias, las luchas, las venganzas, las guerras civiles… el MIEDO.

Hay creencias de todo tipo, por ejemplo: los niños no deben comer huevo porque se convierten en ladrones… o los hombres no son hombres hasta que tienen más de un hijo… y entre más hijos mejor… y si se puede con muchas mujeres: mejor aún. Creencias entorno al SIDA que más que asombrar me duelen… como que los hombres con el virus se curan teniendo relaciones sexuales con una mujer virgen (sin preservativo, por supuesto)… o que simplemente el VIH no existe y es puro negocio de los países desarrollados… Otras muchas creencias entorno a la carne de puerco y los musulmanes… recuerdo la que más me impresionó (y me causó gracia… confieso): “Cuando alguien está sufriendo de trombosis, hay que tirarlo al corral de un puerco, embarrarlo con manteca de puerco, o cualquier cosa que tenga que ver con un cochino… pues el espíritu que entra en el ‘enfermo’ es musulmán… y los musulmanes odian el puerco… así que con eso: el espíritu huye y la trombosis acaba”.

Aquí el miedo a la oscuridad, a los fantasmas, a las mujeres hechiceras que se convierten en hienas por la noche… a ser víctima de algún mal espíritu; son cosas muy comunes. Me cuentan leyendas, historias… me explican el porqué de muchos de sus miedos. Me advierten qué preguntar, y qué temas evitar. Es muy común que los niños y adultos lleven un cinto de cuero delgado, que tiene tres nudos debajo de la ropa… “es un trabajo de curandero, en cada nudo lleva medicina, y puede evitar enfermedades, curarlas, atraer personas, trabajo...” (los hechiceros y curanderos, como pueden ver: ¡tienen harta chamba!).

Pero déjenme les cuento un caso concreto que, sinceramente fue el que me inspiró a escribir hoy: Resulta que se perdió un papel en la oficina… un papel importante del carro… así que en automático se sabe que alguien lo robó con alevosía y ventaja… (Recordemos que aquí no se pueden perder las cosas… ¡siempre hay un culpable!) Así que el jefe dejó un recado a la vista de todos, pidiendo amablemente que se devolviera el papel antes de que la jornada de trabajo terminara. La jornada terminó… y nada. Yo tengo que decir que este tipo de cosas me emocionan… así que seguí de cerca el proceso… preguntaba aquí y allá… todo mundo con sus teorías, todo mundo consternado. Así pues se tomó una decisión en conjunto: “vamos con un curandero a que nos diga QUIÉN es el ladrón…” (nótese que el papel ya no importa… el ladrón es ahora el tema central…) Juntaron dinero entre ellos y fueron (no fui requerida, pues ya desde que soy blanca no entro en sus sospechas…!) a ver al dichoso curandero y solo una persona entró a verlo. Esa mañana se interrumpió la jornada de trabajo y se convocó a una reunión. A los 5 minutos de la reunión, salieron las mujeres. “Ya podemos regresar a campo, pues el ladrón es un hombre, así que las mujeres estamos salvadas…” La reunión continuó y al cabo de poco salieron todos, serios y con cara de no haber solucionado nada. Y no. Pero ya para este tiempo, las sospechas eran fuertes contra un colega… Después de unos días, fueron de nuevo a otro curandero… y ese fue el que confirmó las sospechas… y apuntó al antiguo sospechoso…. Con nombre y apellido… Así pues se pidió de nuevo que regresase el papel, ‘aquel que lo tuviese’… ¡y nada! (él asegura NO ser culpable, por supuesto) Para no seguir haciendo el cuento más largo… el supuesto ladrón, supuestamente amenazó al líder, diciendo algo así como “se va a arrepentir…” lo cual significa una de dos: Que no es culpable y ya se enojó, o que sí es culpable y hasta tiene apoyo más fuerte (de un hechicero potente, claro)… pero como aquí nos gusta el drama y hay que encontrar a un culpable siempre… todos tenemos que creer en la segunda opción. Pasan unos días, y el jefe tiene que salir de viaje en el carro… a arreglar los papeles que siguen sin aparecer… y antes de llegar a Maputo, capital, se le truena una llanta y se voltea en la carretera. No le pasó nada, solo un par de rasguños y el carro golpeado… pero, se imaginan eso… ¡Ahora ya no hay duda! Fue el joven con el apoyo de un hechicero potente, los que provocaron ese accidente. Y la cosa ya es personal, ya nos metimos en otros terrenos… El jefe regresa con miedo, no sabe si pedir cambio de plaza, pues este tipo de problemas no se resuelven… asegura que tuvo suerte, pues con certeza lo quieren matar…

Yo no sé si ese chico se robó o no el papel… yo no sé si el curandero vio algo en sus ojos… o si el verdadero ladrón le pagó al curandero y está haciendo todo este teatro para que veamos hacia otro lado… yo no sé, si alguien tiró por equivocación los papeles, y la llanta del carro estaba en mal estado… Simplemente no sé. Sé que el jefe tiene miedo, y puede quedarse así… o hacer un contra-ataque y seguir dando vueltas a esta novela sin fin… Pero en fin… Aquí el miedo y la incertidumbre son sensaciones cotidianas, y lo único que se sabe con certeza, es que todo es posible…

Así pues, voy aprendiendo cosas que no esperaba… y voy descubriendo un nuevo mundo de creencias que se esconde en los rincones africanos y me encanta, especialmente en el África Sub-Sahariana…. Y aquí en este rincón de Mozambique, donde tengo la dicha de vivir.

Va un abrazo cálido, desde un Inhambane lindo, fresco de invierno y lluvia. Abrazos y buenas vibras.