Hola de nuevo... aquí sigo! Después de unos silencios necesarios, me dispongo a contarles la última experiencia (y muy reciente) de comunidad... qué digo... de mujeres, de abrazos, de corazones divinos, de lugar sagrado, de realidad y Vida y....
Ya he contado un poco sobre Maria Jacinto, aquella abuela amiga que me vio llegar... que me escribió su nombre en la arena y que me ofreció su corazón en automático... Pues de nuevo nos encontramos... :)
Aquella última vez, me invitó a la pesca de camarón "cuando llegue el verano, vamos" me dijo... Así esta semana decidí darme una escapada a visitar a la comunidad de Kobane (Madava), y ellas ya estaban a mi espera. Yo sinceramente iba con intenciones de conversar con ellas, de reir como siempre, de compartir un poco... Y ellas, mujeres simples, sabias... ya tenían planes extraordinarios para el día.
Me encanminé y en punto de las 11am estaba ya en la comunidad. Pasé por casa de Gloria, una jóven de 28 años, viúda, con 5 chiquitos... es una gran mujer y amiga también de la comunidad. Ahí tomé té con ella, y luego a caminar rumbo a casa de Maria Jacinto.
Ya estaba ahí mi vieja amiga, esperándome... hablándome en Guitonga como siempre, sonriendo de oreja a oreja... regañándome por todo y riendo como sólo ella sabe. En cuanto me vió, me dijo en Guitonga que me quitara esa ropa y me dio ropa de ella... una blusa de tirantes blanca y una capulana... "luego te cambias a tu ropa limpia", me dijo. Así empecé a sospechar que se aproximaba algo grande...
Y sí... llegaron Rocelia y Rosa, y empezamo a caminar rumbo a la playa. Asadón y cestas en mano, unas tinas pequeñas o platos... descalzas en los caminitos de arena, bajo un sol abrasador... ya era medio día.
Yo, fascinada, no dejaba de sonreír. Entramos. Aquello es fango, es un lodazal que atrapa los pies y en cualquier descuido te hace caer (tuve suerte... iba despacito despacito...). Seguimos caminando, el lodo me llegaba unos 10cms arriba de los tobillos... muy suavecito, una sensación nueva y agradable... Caminamos como 15 minutos, pasamos áreas donde ya era agua, pero poca, hasta abajo de la rodilla... y llegamos a una planicie de lodo inmensa... solas, en medio de aquello... comenzamos a escarbar... en busca de almejas.
Me explicaron cómo y al principio batallé para detectarlas... bromeaba, contaba en Guitonga una por una y ellas lloraban de risa... cómo nos reímos... Escarbando cada quien con su asadón, paradas con los pies dentro del lodo... salpicadas de la cara, brazos, piernas... Entonces entendí el cambio de ropa...
Estuvimos ahí cerca de tres horas... en un momento fui con mamá Rocelia a ver su "gamboa", para buscar camarón... ahí se entra un poco más en el agua. Las Gamboas son hechas de palitos, es como una cerca donde se quedan atrapados los camarones y cangrejos cuando baja la marea... Ella llevaba su red también hecha de palitos, con un costal amarrado en una orilla, para ir guardando aquello... Entonces, se agacha con la red, y comienza a buscar por las orillas de la gamboa... sacó algo de camarón blanco y como diez cangrejos... yo sin palabras...
Regresamos al lodo para seguir con las almejitas... hay tres tipos: almeja pequeña (como ostiones), mejillón, y unas en forma de palitos (de concha, muy simpáticas) que jamás había visto... por lo menos en esa presentación... Así con las piernas, brazos y espalda completamente agotados, llegó la hora de regresar.
Camino a la orilla, nos detuvimos a lavar bien todo en las cestas (son de palitos también, asi que sirven de red y queda todo limpio, lindísimo). Maria me regañaba ahora porque tenía que lavar bien mis brazos, yo felíz.
Salí pues, con mi bandeja llena de almejas en la cabeza, los pies negros de lodo, y una sonrisa que todavía hoy no logro deshacer.
Pero la historia no termina... cuando llegamos a casa, Maria presurosa tomó mi ropa y me ordenó que la siguiera (abro paréntesis para decir que todo esto en Guitonga y yo entendiendo un 10%... ella sigue hablándome como si yo fuese experta... y eso es MUY gracioso...). La seguí, entendí que buscaba jabón en casa de una vecina, y que ibamos a tomar un baño... Y sí... pero no pensé que fuera en el riachuelo de la comunidad...!!
Llegamos y sin más me ordenó que me bañara (con aquél tono de órden de abuela, sin paciencia, jeje)... ella dejó su ropa a un lado y se metió al riachuelo... yo hice lo mismo. Así tomamos un baño refrescante en el arroyito diminuto, y llegó Joaquina, otra mujer maravillosa y jóven de la comunidad, que me ayudó a traducir las órdenes de Maria... con una carcajada me decía "dice que te talles bien, para que no huelas feo" jaja, yo no podia dejar de reir.
Salimos del baño maravilloso y llegamos a casa, donde ya estaba casi todo listo para tomar té y comer un poco de ensalada con harina de mandioca (tapioca). Yo agotada y feliz... con una paz deliciosa... y MUY agradecida por el día de tanto...
Maria me acompañó hasta la parada de la chapa donde después de un buen rato conseguí ride en un camión de construcción hasta mi comunidad... Difícil de explicar la sensación, y el bienestar que ese día trajo... un silencio delicioso...
Regresé con el corazón y las manos llenas, pues mis mamás no me dejaron salir sin camarón, cangrejo, almeja, harina de mandioca...
No sabría qué más decir... creo que omití muchos detalles... para mi fortuna, llevé mi cámara y conseguí tomar fotos de todo esto... ya las subiré cuando tenga los medios... por ahora, les comparto sólo esta sabrosura que no tiene ni nombre...
Les comparto el abrazo inmenso con que esta semana comencé... les mando la sonrisa que desde entonces me acompaña... y el calorcito ese en el corazón.
Besos a todos y mucha paz... desde mamá Africa...
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