viernes, 24 de diciembre de 2010

Sigo aquí…

Han pasado casi 10 meses en África, un año desde que abracé a mi familia, muchos meses desde que mi casa quedó atrás y con un suspiro comencé este vuelo.

África. Madre, dolor y realidad. Tristeza, melancolía, caminar lento, callado, único. África, Mozambique, un mundo otro, lleno de tanto que embriaga, tanto que marea, que exprime, que exige y que regala. Han pasado muchas cosas, muchas personas, muchos dolores… muchos. Muchas alegrías, muchas tristezas, mucha paz y mucha inquietud. Ha pasado mucho tiempo, muchas sonrisas y todas las lágrimas, ha pasado tanto… y sigo aquí. Todavía sigo. Ya entregué mi corazón, mi paz, mi amor todo, mi poco entendimiento… ya regalé mis brazos y mis pasos, mis piernas, mis oídos, mi barriga, mis manos… ya derroché respirares y sudor y energía y deseos… Ya dejé mi morral, mi repertorio, mis recuerdos, mi color. Ya dejé… y sigo aquí.

Aquí sigo. Ahora sentada en el mismo lugar que hace 10 meses, en el mismo lugar viendo a donde mismo… pero viendo diferente. Ahora caminando más despacio, desentendiendo menos, abrazando más, amando y amando… Ahora con sentires otros, con menos prejuicios y más silencios, con menos apegos y más preguntas, con la misma sonrisa… pero más real.

Aquí estoy de frente al continente africano, en esta península minúscula, saboreando el olor a sal que los vientos del Indico me ofrecen. Canto de garzas, barcos zarpando, oleaje discreto que solo refleja el Sol… Este Sol que me ha llevado, me ha tumbado, me ha ganado, me ha quemado. Este sol imparable que me ha hecho valorar la sombra. Y aquí sigo. Frente a una puerta que está por abrirse, dejando atrás un camino largo, difícil, arduo, maravilloso… un camino casi imposible de dejar… pues me ha hecho de nuevo, me ha esculpido a su manera, me ha dado forma, carácter, paz, sonrisas, me ha dado mucho dolor… mucho. Me ha abierto los ojos brutalmente y me ha acariciado como nunca nadie lo había hecho. Me ha mostrado la muerte, sola, triste, real, injusta, callada… Me ha mostrado la Vida, plena, simple, real también, alegre, tranquila… Un camino que me ha edificado, me ha confrontado, me ha dejado callada, me ha hecho comer mis propias palabras, me ha desgarrado. Me ha enfrentado a la soledad… me ha bendecido con compañía, me ha besado, me ha tocado… un camino Maestro que me ha dado Libertad, que me ha calmado, que me ha mostrado más al ser humano, que me ha quebrado en mil pedazos; un camino que se bifurca y se junta de nuevo, que sube montañas y entra en pantanos y sufre de noche y teme… Un camino único, extra-ordinario, hecho por y para mí; caminado con mis pies descalzos en medio del monte, en aguas saladas, en fangos vivos, en piedras filosas, en arena caliente. Y un camino caminado por muchos, con muchas manos, con muchos pies, con todas las sonrisas, con bendiciones, con lluvia y brisa fresca; con Amor.

Sigo aquí en el África caliente. Es diciembre, se acerca Navidad, se acerca el inicio del fin de este capítulo… y sigo aquí. Respirando profundo, derramando lágrimas, sintiendo nostalgia…del ayer, del hoy, de mañana… Sigo aquí VIVA, buscando, descansando, cosechando aquello que germinó, aquello que dio fruto en mi corazón, regando lo que todavía crece, sembrando paz, calma, nuevos colores… y arrancando sin compasión la hierba mala, las espinas, las plagas… Sigo cultivando…

Sigo aquí con mi madre negra, viviendo el Aquí y el Ahora. Creando consciencia de que se acerca el siguiente vuelo, tal vez el más difícil, el más incierto.

Aquí sigo, y desde aquí les envío todos mis colores, todos los sentires y los vuelcos de mi barriga, que el día de hoy caen en mis manos como una lluvia de estrellas, les mando mi bienestar, mis respiros de océano y arena, mi calor de playa y mis mejores deseos para estas fiestas. Qué estén felices, que disfruten con alegría y simpleza las cosas que realmente importan en la vida.

Sonrisas africanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario