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Un punto de encuentro en este caminar...
Día de la MUJER MOZAMBICANA…!
Desde que llegué a Mozambique me han cautivado, me han sacudido, me han conmovido. Con su fuerza, su fortaleza, su ternura, su sonrisa (¡qué sonrisa!), con sus palabras, sus silencios, sus miradas profundas que identifican, que abrazan… su sabiduría innata, sus brazos que delatan trabajo, sus pechos que desbordan Vida, su voz… su paciencia, su lucha… ¡su lucha! Todas ellas, su humanidad completa… su divinidad. Son las diosas del paso silencioso pero firme; son las diosas del HOY, las musas del AQUÍ, las reinas humildes que llevan en sus capulanas siglos de danza, de dolor, de arrebatos, de caídas y de esperanza… llevan en sus corazones un ritmo inaudito, que me ha capturado para siempre… llevan en sus pasos humildes una carga enorme… de una cultura que sigue sin reconocerlas… que se obstina en aplastarlas, en callarlas, en hacerlas enmudecer… y ellas se levantan, ellas levantan su voz, ellas danzan, ellas cantan… ellas siguen. Hace falta muchísimo más para vencerlas… siglos enteros, cultura, poligamia, machismo… no pueden con ellas: son un volcán constante que arroja VIDA…!
Hoy es un buen día para celebrar pues, que estas nha mais VIVEN… y sin ellas no habría vida, nadie estaríamos aquí… nada tendría sentido. También es un buen día para decirles Nibonguidhe! (¡GRACIAS!), Desde el fondo de mi corazón… pues ya me han tocado, ya me han compartido su frescura, ya me han contagiado sus ganas, ya me han enseñado que aunque las circunstancias parezcan no tener salida… aunque todo parezca conspirar en su contra… lo importante es SEGUIR, no detenerse, luchar, aguantar, esperar,…y a lo largo del camino: reír, bailar, cantar… pues esta vida es corta y las conmiseraciones quitan mucho tiempo. ¡Gracias mujeres lobo, por enseñarme a andar A PIE…!
Hoy hubo desfile de mujeres, y yo con ellas caminé… Me regalaron mi primer capulana…! Hubo cantos, danza, nieve de chocolate, comida conmemorativa y muchas risas. Hoy fue un día lleno de alegría, pues salieron las amas de la tierra, de la ‘machamba’, de los quintales, de las chozas, de la cocina, de los trabajos… salieron TODAS y unidas en un canto, nos concedieron un día para recordarles que sus VIDAS le dan sentido a las nuestras.
Vivan las mujeres mozambicanas…!
Y vivan todas las mujeres, que en sus corazones sabios nos recuerdan lo esencial y nos invitan a SEGUIR…
¡Estamos Juntos!
Cuando llegué a estos rumbos, descubrí que el maíz forma parte también de la alimentación básica mozambicana. Venden en cualquier tiendita kilos de harina de maíz blanco (!!!)… sólo que acá no es como nuestra MASECA de maíz pre cocido, acá el maíz está completamente crudo y molido finamente. La manera en que la gente de aquí prepara el maíz es en forma de Xima… mezclan la harina con agua y la hierven un buen rato dando vueltas y vueltas, hasta que queda un puré de maíz que se sirve acompañado de: hojas de frijol, calabaza o mandioca, bien guisaditas y sazonadas. También se acompaña de frijoles, o sardinas, o mariscos, o se come simplemente sola. “La xima se come con las manos…” me explicaba Jerónimo (uno de mis colegas) esta semana que fuimos a comer al mercado central de Inhambane. Tomaba un poco de xima entre sus dedos, la remojaba en una salsa de cacahuate y coco (deliciosa!!) muy común acá, y feliz se la llevaba a la boca.
Así pues, desde que llegué a Mozambique -dado que hay harina de maíz… he tenido la inquietud de hacer tortillas. Y hoy (sábado que sólo trabajo medio día) llegué con fuerzas y disposición para intentar.
Lo primero que vino a mi mente fue que el maíz está crudo, así que debía cocerlo un poco. Entonces puse harina y agua un ratito en la lumbre hasta que quedó una masa (casi Xima!) que no tenía muy buen aspecto… pero como dice mi madre: “echando a perder se aprende” así que motivada aún: continué. Luego hice varios intentos por darle forma de tortilla. Recordé entonces a las mujeres sabias de las comunidades indígenas de Chiapas, de la Tarahumara y de la sierra de Durango… qué sencillo parecía cuando ellas torteaban con sus manos! Más de una se hubiera carcajeado de ver el batidero que hice… en fin. Las primeras eran como tortitas ‘masudas’ y gordas, de aspecto deplorable e imposibles de cocer. Luego me arrepentí de dejar en san Vicente mi prensa de tortillas (de madera) del Mercado Juárez de Torreón… pero recordé que el peso no daba y ¡NO ERA PRIORIDAD! Así que me reincorporé y busqué una solución.
Chabela (mi compañera de cuarto y amiga) estaba cerca y me apoyó. Le pedí que cortara una bolsa de plástico y busqué un plato y una olla lisos para poder aplastar los testales, haciendo las veces de prensa. Funcionó. Ahora eran más delgadas… el siguiente problema (y motivo del segundo arrepentimiento) fue el proceso de cocción. No tenemos comal…! (una vez más… compré uno en el Mercado Juárez pequeñito y MUY práctico… pero se tuvo que quedar en la isla, porque ¿qué creen? TAMPOCO ERA PRIORIDAD…) El único sartén que tenemos es muy pequeño y se le pega hasta el agua… pero no hay peor lucha que la que no se hace… así que continué. Luego de muchos intentos (porque se me olvidaba el otro reto: el de quitar la tortilla del plástico y ponerla en el sartén sin que se rompa… va de nuevo: ¡mujeres SABIAS las mexicanas!) salieron algunas.
Para este momento, ya Chabela se había ido a dormir una siesta y yo obsesionada con la mejora continua de mis tortillas me quedé casi dos horas. Finalmente logré comerme una tortillita semi-redonda, recién hecha bastante buena con sal… ¿qué tal?
Creo que para la próxima van a mejorar… y ya que le dé al punto, comparto mi receta con las mujeres SABIAS africanas. Por ahora estoy satisfecha por haber intentado con lo que hay… Acá la gente intenta, todo se hace ‘con lo que hay’… y eso es maravilloso, porque si nos detenemos a observar un poco: tenemos TODO a nuestro alcance para VIVIR felices… -y también para hacer tortillas!
Besos a todos y felices Pascuas de Resurrección… donde el dolor se transforma en VIDA y nos anima a seguir caminando…
PD: Luego subo las fotos de mi proceso de tortillas africanas...