Y de nuevo los silencios… y las pausas, y las ganas frustradas de escribir. Y las inquietudes y los choques… de nuevo la ausencia. Palabras ausentes que se quedaron en algún lugar del viaje, en algún rincón del mundo. Sé que vienen en camino, sino no estaría hoy contándoles las nuevas de mi corazón… sé que tienen boleto comprado y que seguro están a punto de abordar el siguiente avión, o tren, o estrella fugaz… o tal vez sólo esperan a la Luna y se colgarán de ella, y me alcanzarán en cuanto puedan. En cuanto yo pueda…
Una vez más cambié mi ubicación geográfica… ahora me encuentro en México… o tal vez sea más sincero decir que mi cuerpo ya llegó, ya está aquí… un poco débil y enfermo, cansado, agotado… Mi alma, mi corazón, mi mente, mis emociones, el resto de mí… se quedó junto con las palabras en algún lugar del camino.
Duele o más bien: encandila… Es tan difícil llegar al mismo lugar no siendo la misma… Es tan extraño querer ‘hacer como que no pasó nada’ y entrar en la avalancha del diario vivir, del modo de pensar, de actuar, de sentir, de razonar, de planear, de esperar… Es difícil y cruel a la vez… cruel con los míos que con ansias y con todo el amor me han recibido, me abrazan, me ‘apapachan’, me cuidan, me dan la bienvenida… Cruel, porque quisiera poder expresarles lo agradecida que estoy, explicarles mis silencios, compartirles la montaña rusa de mi corazón… pero nomás no puedo.
Intento. Intento no rebelarme, no tomar nada personal, no dejar que me gane la impotencia, que no me gane el vacío ni el contraste espantoso que a una semana de haber llegado, me sigue despertando por las madrugadas… Intento pues hablar un poco, responder preguntas que realmente se interesan… intento también no juzgarme, no ser tan dura ni exigir mucho de mí, intento relajarme y dejar que las cosas que tienen que suceder, sucedan… no he podido ver más que a doctores y familia cercana… no he podido querer ver a nadie más… confieso que los malestares físicos no han ayudado… y acá entre nos… qué bueno.
Este tiempo ‘en blanco’, vale más que lo viva en petit comité, vale más que lo incube en casa en mi corazón, sola, en silencio… Ya cuando lleguen las palabras, y los sentires, ya cuando la Luna me devuelva la otra mitad, ya cuando me sienta bien del cuerpecito y del corazón… entonces feliz tal vez podré compartir mucho más.
Por ahora sigo así, despacito, desde mi cama. Sigo. Matando bichos a lo largo y ancho de mi organismo. Intentando recuperar las miles de horas de sueño que los últimos 20 meses felizmente me robaron, las vitaminas que dejé sin querer en algún lugar de África, las fuerzas que regalé entre cepillos de dientes y VIH y…
Y desde aquí les mando un abrazo enorme en el intento de regresar, con las ganas de compartir, pero por ahora paralizada por TANTO. Un abrazo especial a mis dos amigas que en otros rinconcitos del mundo pasan algo similar, cada una a su manera y con sus propios silencios. Las pienso y las llevo en mi respiración… todos los días a todas horas. Mucho ánimo para ustedes, y muchas gracias por ser un traguito de agua fresca en este calorón del regreso…
Paz a todos.
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