
Hace solo tres semanas que salí de casa...
Estos últimos días me ausenté un poco por varias razones. No sé si pueda explicarlas todas, la que sí les puedo decir es que: desde que llegué a habido ruido mucho ruido. Cuando todo es novedad, cuando hay mil y una cosas que quieres saber, preguntar, tocar... hay ruido. Cuando vives con 30 personas de 15 paises distintos hay ruido... y cuando le permites, se cuela (el ruido)hacia adentro y no te deja estar.
Ayer empecé a extrañar mi silencio. Ayer por primera vez me sentí un poco atrapada en el ruido y desde entonces he buscado la manera de regalarme el silencio que tanto me hace falta. Es por eso que me encuentro en una búsqueda particular: Busco un árbol. Busco un amigo que escuche, busco un árbol... muchos aquí escuchan, estoy rodeada de gente maravillosa; pero estarán de acuerdo que hay cosas que sólo un árbol puede entender...
Tengo una amiga maravillosa: Sarita, la de la foto... ella escucha con su corazón, pero es inquieta y seguido me manda al carajo, a veces prefiere las macetas la desgraciada.
Hoy me dí cuenta que necesitaba mi árbol justo cuando venía de regreso de la playa:
Desde que amaneció el día fue bellísimo. Tan limpio el cielo que Sta. Lucía se veía al norte más clara que nunca. El mar estuvo de un azul tan profundo que no podía dejar de pensar en ir... y el calor... bueno! Así conté los minutos hasta que dieron las cinco y me puse mi traje de baño...
Confieso que rumbo a la playa necesitaba un abrazo. Me acompañó Gaby, la más seria y tierna de las chicas del equipo. Tiene unos ojos que dan calma y mucha esperanza. Me compartió rápidamente su silencio y nos encaminamos... Hablamos poco, nadé como lo había imaginado... y entonces empezó mi corazón a deshacerse del ruido que venía acarreando...
Vi pasar estas tres semanas con detalle, las personas, los lugares... ví pasar lo que hubo antes de estas tres semanas y lo saboreé. Ví amigos, familia.... y el abrazo llegó. En medio de esa inmensidad, sola, con un abrazo de atardecer naranja y una explosión de verdes, azules... Viento...
Así pues, busco un árbol... ví algunos que me saludaron atentos... pero no precisamente alguno que me invitara, aún. Estoy muy contenta. Regreso del ruido a estar y se siente bien. Ya les contaré si encuentro a mi amigo... o si él me encuentra a mí.
Gracias por el ABRAZO.