viernes, 25 de septiembre de 2009

Flores Fugaces...

Estando acá me regresa esa sensación de niña -y no tan niña- de no quererme ir de la fiesta... de sentir que el tiempo ha volado y que quiero agarrarlo y no soltarlo... Y dicen los que dicen, que la Vida es como el agua... que si la queremos sostener fuerte en el puño: se va de entre los dedos. Y sí.
Cómo todo se relativiza y toma otras dimensiones... como los días son años, o los años días. Cómo las lágrimas son eternidades y las sonrisas momentitos fugaces... Cómo quisiera que la fiesta no se acabara... que el tiempo se detuviera, que los abrazos se quedaran en pausa.

Lo que dura la Vida no se mide en tiempo, ya lo comprobé. La Vida no se mide, y si se llegara a medir... yo creo que se mediría en VIDA. Vida son los abrazos y las fiestas, las sonrisas y las lágrimas; Vida es lo que ofrezco hoy. Mañana no sé si venga, es demasiado incierto... pero HOY tengo Vida, y eso me enseñó esta maravillosa flor.
Estas flores de Pitaya, viven UNA NOCHE. Abren como a las 9pm, y para la mañana siguiente ya marchitaron. Una noche. Son flores bellísimas, enormes... cualquiera diría que llevan al menos días abriendo sus corazones para ser admiradas... Ni siquiera se dejan ver de día. Una noche. Y, ¿su Vida? Ahí está. En unas horas, entregan su inmensidad a aquellos que las saben admirar -y que las logran encontrar...- en unas horas demuestran que son maravillosas solo por el hecho de SER. ¡Cuánto me enseñan en una noche!

Entonces, la Vida no tiene nada que ver con el tiempo... pues lo que ellas comparten en unas horas, a muchos nos cuestan todos los años... La Vida trasciende pues del tiempo, de la luz y la oscuridad, trasciende al mismo hombre limitado, a las flores que marchitan y a todos los nuevos colores que pinta el atardecer... La Vida es una flor maravillosa que no se preocupa de horarios... una flor que se dá.

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