Ahora sí.
Mi maleta está hecha... tardé todo el día en hacerla, metiendo y sacando... imaginando... pesándola... ¿y es que cómo empaco TANTO? ¿Dónde meto todo lo que en estos seis meses se ha clavado en mi corazón? Estoy a menos de tres horas de iniciar mi nuevo viaje... El Viaje.
No sé, hay muchas cosas rondando mi corazón. Sólo sé que estoy agradecida hasta la médula... que estos seis meses le han dado a mi Vida unos tonos inimaginados, colores nuevos, sabores, sabores y sorpresas...
Terminé la semana con mi gira del adiós... Visitando y dando gracias a esas personas que con sus Vidas maravillosas me acompañaron en este caminar. Visité a mi amiga Eunice (esposa de mi gran amigo Jef)... cocinamos juntas, nos reímos, chismeamos... tortillas, mole, arroz mexicano... todo con un toque de Caribe.
Luego visité a mi amiga entrañable, Ann Marie... una vez más me deleité con un Atlántico imponente, que me regaló brisas de esperanza. Conviví con sus hijas y toda su familia... hice yoga en el techo de su casa, con una vista indescriptible.
Acompañé a la gran Verona en la cosecha de Cassava... día arduo de trabajo, una tonelada... compartí un pan bajo el Sol abrazador y un trago de agua con ella y sus secuaces... fue mágico. Terminé trepada en un camión encima de costales de cassava... diciendo adiós al Este de la Isla... agotada pero feliz.
Regresé por última vez a Kingstown... donde comí el mejor plato de comida local con el Rasta sabio... sola, a gusto, degustando y disfrutando los últimos olores de sal.
Acampé bajo la luz de la Luna... Luna que entre más anochece más enamora con su brillo y sus amarillos profundos. Me arrullaron las olas de mar Caribe y me despertó una brisa fresca que todavía siento...
Fui a remojar mis pies y mis ojos por última vez al mar... a mi playita... que en estos meses ha sido testigo y cómplice, abrazo y oídos... que ha sido el escenario perfecto, para preparar mi corazón.
Así pues termino una semana -y una etapa- que me sigue dando Vida. Sigue. Ya estoy a un paso... un tanto largo, pero uno. Vuelo un par de días, y estaré en mi nuevo hogar por ahí del Domingo en la mañana...
No tengo más qué decir por ahora, sólo que estoy... y que me voy con la cara en alto y el corazón hinchado de sabrosura, pues el abrazo ha sido apretado y cariñoso.
Gracias por seguir mis pasos y aventuras de San Chente... no sé qué tan frecuentes serán los de Mozambique... pero serán.
Los quiero un montón y aprecio mucho el apoyo y las buenas vibras que TODOS a su manera me han enviado hasta el día de hoy.
PAZ