Hubo de todo... desde las caídas y molestias normales, hasta unos cuántos que sensatamente dieron media vuelta y regresaron a la academia. El trayecto a buen paso es de unas tres horas... aunque si llevas una mochila de unos ocho kilos... parecen años... El camino es bellísimo, estrecho en algunos lados pero lleno de vida. Es subida pronunciada, pues iniciamos al nivel del mar y llegamos a los 1,230mts de la cima. Llegar a la mitad es maravilloso; aunque solo el pensar que todavia falta OTRA mitad ¡es agotador! Así pues llegué a la cima... con calambres en las piernas, pasito a pasito: pero llegué.
Cuando llevábamos una hora sobre el camino que rodea el cráter mayor, el camino se acabó... así que (benditos celulares) le marqué al amigo que me contó sobre este cráter y me orientó un poco. La neblina y el viento estaban en su apogeo. No se veían diez metros adelante... Los ánimos iban y venían y las fuerzas se fueron acabando... después de otras dos llamadas, muchas más caídas y dos horas más de caminar... lo vimos. Ahí estaba, detrás de cráter mayor, un cráter pequeño, con un lago bellísimo adentro. Todavía me acuerdo y saboreo los últimos pasos, se esfumó el cansancio y las sonrisas regresaron. 
Acampamos ahí a un par de metros del lago, calculando un lugar donde el viento no pegara tan duro por la noche... Pusimos nuestras tiendas, buscamos algunas ramas secas (muy difícil por la flora volcánica) y cenamos los cinco. La noche trajo lluvia y viento que jamás había visto... ¡qué fuerza! Mi pobre tienda de campaña bailaba al compás del volcán... y yo también.
Todavía siento la energía magna del volcán... cada paso sobre el misterio de la microflora, ese silencio escalofriante interrumpido por zumbidos intermitentes del viento, el Viento. Esa adrenalina al acercarme a la pared divisoria entre el cráter mayor y el otro cráter (old crater)... vértigo y mucho respeto...
El regreso duró casi cuatro horas... igual de difíciles, aunque ahora con un sentido distinto. Fue una búsqueda maravillosa, fue un reto que cumplimos y que nos llenó de bienestar... fue un fin de semana que reforzó nuestros corazones y agotó nuestras piernas... Fue una aventura de lluvia, caídas, viento y arcoiris... Pura Vida... Pura Magia...
no mames guera se me puso la piel chinita!! y lo mejor esque senti cada una de tus palabras! te quiero mucho amiga!
ResponderEliminarWera, las fotos son fantasticas, tu descripcion fue tan emotiva que en verdad te podia escuchar a ti contandomela, con esa voz tan peculiar y tus palabras tan atinadas, un abrazo enoorme conquistadora de volcanes
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